Un estudio europeo acaba de publicar los resultados de una encuesta que revela que para los ‘millennials’, es decir, personas de entre 25 y 40 años, tiene máxima prioridad contar con capacidad de ahorro. El resultado no debería sorprendernos porque no olvidemos que se trata de una generación cuya salida al mundo laboral coincidió con la crisis financiera mundial de 2008. Escasas oportunidades profesionales y un elevado paro juvenil fueron el pan de cada día en aquella época.
Según el estudio serían ocho de cada diez ‘millennials’ los que periódicamente estarían aportando dinero para su ‘hucha’. Sorprende también que, en tiempos de elevada inflación, un 70% ahorra sin buscar una optimización, es decir, sin remuneración alguna mediante cuentas remuneradas o depósitos bancarios. Algunos entrevistados hasta incluso reconocen que acumulan dinero directamente debajo del colchón, imagino que es una consecuencia directa del incremento de las comisiones bancarias durante los últimos años. El estudio habla de un 30% que todavía ahorra así al viejo estilo… mucho más de lo que se podía esperar.
En el lado opuesto tenemos a otro 30% de los encuestados que sí buscan rentabilizar sus ahorros. Entre las finalidades más significativas figuran la de construir un fondo de reserva para imprevistos, seguido de la necesidad de acumular dinero para financiar viajes y vacaciones como también para completar la futura pensión por jubilación.
Entre los jóvenes que invierten, destaca que tienen una marcada tendencia de hacerlo con un espirito participativo. Es decir que valoran mucho sentirse parte importante de un proyecto cuando invierten, o al menos necesitan tener el convencimiento de que contribuyen al bien del planeta o de la sociedad. Este último dato se ve más reforzado todavía cuando hasta un 48% menciona que considera importante que los proveedores financieros tengan establecidos procedimientos sostenibles, mientras exigen lo mismo a la hora de invertir. Por tanto, existe una motivación especial entre los jóvenes por invertir en un futuro que valga la pena, así como de sentirse responsables de dejar un mundo mejor a las futuras generaciones.
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